Friday, May 2, 2008

Deborah Jeane Palfrey "la madama de Washington" RIP (1956-2008)


Deborah Jeane Palfrey, conocida como 'la madama de Washington', juró que nunca llegaría a ir a la cárcel por mantener una red de prostitución, y lo cumplió: Su cuerpo apareció hoy ahorcado en casa de su madre en Florida.

Según explicó hoy el capitán Jeffrey Young, de la Policía de Tarpon Springs, la madre de Palfrey, Blanche, encontró el jueves el cuerpo de su hija en un cobertizo cerca de su vivienda prefabricada, en una comunidad de jubilados cuando la buscaba tras despertar de una siesta.

Al parecer, Palfrey se había ahorcado la noche anterior con una cuerda de nailon y dejó una nota de despedida, cuyo contenido preciso no se ha divulgado.

Young comentó que Blanche Palfrey, que no tenía ningún motivo para pensar que su hija planeara matarse, 'se encuentra muy alterada tras haberla encontrado así'.

No se encontraron indicios de la participación de terceras personas en la muerte de la mujer.

Palfrey, de 52 años, fue declarada culpable el pasado día 15 de mantener una red de prostitución en Washington que daba servicio a destacados políticos y personalidades, además de cargos relacionados, como el uso del correo para fines ilícitos y blanqueo de dinero.

La 'madama' afirmaba que las mujeres en su empresa, 'Pamela Martin and Associates', se limitaban a ofrecer compañía y que si alguna de ellas se prostituyó, lo hizo sin su conocimiento.

La vista para dictar la sentencia de Palfrey, que se encontraba en situación de libertad bajo fianza, estaba prevista para el 24 de julio, y encaraba hasta un máximo de 55 años de cárcel.

Palfrey estableció en 1993 'Pamela Martin', que se anunciaba en la guía telefónica y los periódicos de Washington como proveedora de compañía de mujeres jóvenes, con educación universitaria y empleos estables, a cambio de 275 dólares la hora.

Las autoridades federales señalaron que durante trece años la empresa empleó a 132 mujeres y generó unos dos millones de dólares mediante 'actividades relacionadas con la prostitución'.

El caso desató un escándalo en Estados Unidos cuando Palfrey amenazó con vender al mejor postor las listas de llamadas para pagar su defensa. Finalmente optó por divulgarlas de manera gratuita.

Entre los clientes se encontraba el senador republicano David Vitter, quien pidió disculpas por haber cometido 'un pecado muy grave', después de que su nombre apareciera en la lista de clientes de la 'madama'.

La dimisión del entonces director de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID), Randall Tobias, que citó razones personales para renunciar, también se ha relacionado con la red de prostitución.

El ex abogado de Palfrey, Montgomery Blair Sibley, dijo hoy que carece de más información sobre la muerte y lamentó 'la pérdida de una mujer que se merecía algo mejor'.

En declaraciones a la cadena ABC el año pasado, la 'madama' había expresado su convencimiento de que no iría a prisión y se había declarado dispuesta a hacer todo lo posible por evitarlo.

'Seguro que no voy a ir a prisión ni un día, mucho menos cuatro u ocho años, porque tenga vergüenza de sacar a relucir al subsecretario de lo que sea', afirmó entonces, en alusión a su decisión de hacer públicas las listas telefónicas con los números de sus clientes.

Sus palabras han resultado en cierto modo proféticas. Ha evitado ir a prisión, efectivamente, aunque haya sido a costa de su vida.

Una de sus 'pupilas', la profesora universitaria Brandy Britton, también se suicidó, en 2006, tras ser detenida por prostitución.

Entonces, Palfrey indicó que Britton, de la que aseguró que se prostituía porque era una madre soltera de dos hijos adolescentes y el sueldo académico no le bastaba, se había sentido 'demasiado humillada' por la vergüenza de ser conocida públicamente como una prostituta.

'Supongo que yo estoy hecha de distinta pasta que Brandy Britton', dijo la 'madama'.

Unos meses más tarde, arruinada económicamente por el proceso legal, con su reputación por los suelos y obligada a buscar refugio en el hogar de su madre, Palfrey debió concluir que la decisión de Britton había sido la correcta.

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